Embajadores del Reino o Cónsules del infierno?

Por Luiggi José Fernández

Amenaza de exterminio global, voces de malos augurios, noticias catastróficas, violencia, inhumanidad, sangre y delitos a granel, homosexualidad descarada y promiscuidad sin freno. Es lo unico que se puede encontrar no solo en los periódicos del mundo sino en la calle donde vivimos.

El caos social campea por sus fueros. Pareciera como si nadie se atreviera a levantar su voz de protesta o simplemente dar el primer paso y decir: " Ya Basta! Ni una alma más para el infierno".

Si Jesús es el centro de la historia, si más de un tercio de la población mundial lleva en su corazón la bandera de los cruzados o dice ser seguidor del Rey de reyes, esa no debería ser la realidad.

Si quienes nos decimos cristianos, tomásemos la iniciativa de cumplir con el mandato de ser luz y sal de la tierra, no estaríamos asistiendo a la decadencia de un mundo que se autoproclama progresista y de vanguardia.

Es triste ver en lo que nos hemos convertido como seres humanos. La maldad se ha multiplicado, el amor ha desaparecido de la faz del planeta y la Iglesia del Señor hiberna y cría callocidades justo en el lugar donde la espalda cambia de nombre, o más claro aún, calentando bancas en los templos.

Es cierto que la palabra dice, que para ser salvos basta con creer de corazón en Cristo, aceptarle y confesarle como salvador y guardar sus mandamientos, pero es ahí donde ha estado el error de los que seguimos a Jesús.

Echamos mano a la salvación pero egoístamente luego de recibir el maravilloso regalo de la salvación por el sacrificio de Cristo, hemos saciado nuestra hambre y sed espíritual y hemos cerrado los ojos durante años, para dormir la siesta de la conformidad y la indiferencia.

El mundo se pierde y no hacemos nada, la humanidad va camino al hoyo y nosotros en vez de evitarlo, pasamos la mayor parte del tiempo desnudando en público a nuestro compañero de milicia, en vez de unirnos a él, para juntos, abandonar la comodidad de los templos e ir a las calles a buscar a los que están perdidos.

No basta con haber aceptado a Cristo, dar frutos de arrepentimiento, habernos bautizado, e ir a la iglesia siete días a la semana. Hay que dar de gracia lo que de gracia hemos recibido, predicar a tiempo y fuera de tiempo, desenterrar el talento que se nos ha dado, pues cuando el Señor de la viña venga (y de verdad viene en breve) y nos pida cuenta, podamos ser tomados por siervos fieles.

La míes es mucha y pocos los obreros. En tiempos en que la maldad y el pecado son el pan nuestro de cada día, es urgente que la iglesia de Dios, tome las calles para reemprender la gran comisión de ir por todo el mundo y predicar el evangélio a toda criatura.

Es por esto que desde esta humilde tribuna, saludamos el nacimiento del ministerio Reconstruyendo el Corazón de la Nación, un esfuerzo misionero a gran escala, en el que se han comprometido y embarcado un valioso grupo de pastores y líderes que con valentía y decisión salen a las calles a proclamar el Señorío de Cristo en la República Dominicana.

Es algo plausible, pues estamos obligados por la Palabra a anunciar este Evangélio, de poder de Dios para salvación. Tenemos qué y si no lo hacemos, les garantizo que las piedras lo harán.

Es hora de dejar la indiferencia, tiempo de dejar de ser expectadores desde la calentita banca de la congregación mientras millones descienden al seol sin Dios y sin salvación.

Reconstruyendo el Corazón de Nuestra Nación es una iniciativa que hacemos nuestra pues es una causa digna de apoyar e imitar en toda nuestra América.

Dejémos de ver la paja en el ojo ajeno, saquemos la viga del nuestro y con amor, mostrémos que somos valiosos para Dios, siervos agradecidos y nada egoístas. Seámos diligentes embajadores del Cielo, no indiferentes cónsules del infierno.

Merecido homenaje póstumo a Karol Wojtyla

Por Luiggi José Fernández

Hace poco más de cinco años cinco años, que el mundo vió partir hacia la eternidad a un gran ser humano, a un gran lider, a un hombre que supo representar a los más desposeidos.

Un hombre que si grande fue en vida, más lo sería en su muerte. Rabinos, Imanes, Pastores, el mundo entero endechó hasta más no poder, no solo al pontifice católico, sino al abanderado de las causas nobles, al hombre del trato afable, al hombre que perdonó a quien intentó asesinarle y propugnó por el cese de la violencia de genero y se manifestó contra la guerra y la injusticia.

No de valde, en su sepélio la multitud aclamó fuese investido con la condición de Santo Súbito, o lo que es igual elevación a la calidad de Santo al Instante.

Quizás Karol Wojtyla no era un santo, usted y yo podemos pensar lo que nos venga en gana, pero su labor conciliadora, propulsora de la paz mundial, su humilde actitud de pedir perdón por los muchos desaciertos que su iglesia cometió en el pasado, durante la inquisición y más recientemente, hace que el hombre se acerque mucho a esa condición, Independientemente de que quien lo juzgue sea catolico, protestante, budista, Indú, musulmán o simplemente incrédulo o ateo, no hay duda que fue un gran titán.

En nuestro paso por esta vida no debemos ser mezquinos, antes bien generosos y justos, e independientemente de que la beatificación de Juan Pablo II provea a los católicos del mundo un nuevo "idolo" o "intercesor" nosotros preferimos pensar que lo que hoy ahce su congregación es otorgarle cierta forma de inmortalidad, una honra merecida que alcanza a tan poco tiempo de su partida.

Su exaltación ocurre en un momento en que la iglesia de Roma atravieza uno de los peores momentos de su historia, desacreditada, pisoteada y vituperada por desaciertos e inconductas de quienes están llamados a ministrar aliento y consuelo en vez de abusos y atropellos a la dignidad humana y deshonran al Dios Todopoderoso a quien juraron servir.

Todo católico debe estar de fiesta y sentirse orgulloso de haber visto pasar por esta tierra a un hombre de la estatura de Juan Pablo II, y más que honrarlo momentaneamente o postrarse ante él a pedirle favores, deben ocuparse de seguir su ejemplo, más aun, apartarse de todo pecado y buscar la santidad, para que a travez de Cristo puedan alcanzar la vida eterna

No somos católicos, no nos postramos ante ídolos de ninguna clase, ni propiciamos culto a ninguna cosa o persona bajo la luz del sol que no sea el Eterno y Soberano Señor. Sólo Dios es digno de toda gloria, honra y adoración, pero entendemos y vemos como un acto de justicia el homenaje que hoy le rinde la grey católica a un siempre dispuesto embajador de la buena voluntad, a un hombre de bien, que Dios en su augustisíma y soberana misericordia sabrá juzgar un día.

Como el apostol Pablo, concluímos diciendo que honrar, honra y parafraseando a nuestro Señor y Salvador Jesucristo agregamos: "Denle a Juan Pablo II lo que es de Juan Pablo II y a Dios lo que es de Dios".

Quiero ver la cara de Camping el 22 de mayo

Por Luiggi José Fernández

Acusenme de ser radical si así lo desean, pero lo cierto es que cada fibra de mi ser, se sacude al leer en la prensa y escuchar cada día a cierta gente que le asigna hora y fecha de llegada, al boleto de regreso de nuestro Señor y Salvador Jesucristo.

Y no es porque no esté esperado a mi Rey, sino porque, la biblia es clara al afirmar que no nos ha sido dado a nosotros la facultad de decidir la hora y el día.

Usted podrá decir, (yo tambien lo digo) que todas las profecias están cumplidas y que si falta alguna, está en proceso. Cada día queda menos por realizarse de todas aquellas cosas que Jesús nos dio por señales en Mateo capitulo 24.

Muchos son, cada día, los que dicen venir a nosotros, en el Nombre de Jesús, con nuevas doctrinas o explicaciones revolucionarias de la verdad ya expuesta con claridad meridiana en la Bíblia y diciendo "Yo soy el Cristo".

Personajes legendarios Sabbati Zevi, Soon Yung Moon, David Koresh y más recientemente Jose Luís Miranda, han reclamado para sí la identidad divina, siendo este último el mñas peculiar de los falsos Cristos, pues inicialmente se autoproclamó Mesias y ahora Anticristo, para solo citar a son solo algunos casos notables.

Muchos son los que han sido seducidos por sus vanas palabrerias y por su doctrinas demoníacas, muchos ya han sido engañados.

A diario oímos de guerras y rumores de guerras, en todo oriente medio, Africa, Centroamérica, y Europa. en el mundo entero.

Más aún, nación contra nación, reino contra reino, padres contra hijos, hijos contra padres,pestes, hambrunas y terremotos en diversos lugares son parte de los titulares de cada día en la prensa.

Pero ante todas estas cosas, el siervo escogido de Dios no se alarma, pues Jesús nos dijo que ésto solo sería el principio de dolores.

Nos persiguen en Pakistán, Egipto, Libia, Indonesia, Irak, España, Inglaterra, Estados Unidos, alrededor del planeta. Nos odian, nos atropellan, nos discriminan por estar en contra de la corriente pecaminosa de este mundo y nos matan como a ovejas.

Sodoma y Gomorra no son cosa del pasado, sino el santo y seña de esta generación homosexual, perversa y desviada que se prepara para arrodillarse ante el Anticristo y el falso profeta anunciado en el libro de las revelaciones.

Esta misma semana en Estados Unidos, una nación construída sobre principios bíblicos, se ha destapado una encuesta que afirma que más del nueve por ciento de la población es abiertamente homosexual, y un alto porcentaje, se ha declarado ateo y amadores de si mismos.

Tanto se ha multiplicado la maldad, que ya nadie confia en nadie, ni se preocupa no otro que no sea de sí mismo. El amor se ha enfriado. La desconfianza, motivada por el auge de la delincuencia, el narcotrafico, la mentira, la corrupción administrativa y la indiferencia de los pueblos, campea en la sociedad moderna.

Afortunadamente, nosotros que amamos a Dios, sabemos que nuestra redención se acerca, y no hace falta que venga Harold Camping con sus predicciones y augurios de un falso advenimiento, para saber que El Esposo, está a las puertas, pero aún el día y la hora, nadie la sabe.

Sabemos que el dia y la hora están bastante cerca, pues si en este clima de caos social el Seór no apresura su retorno, pocos, muy pocos alcanzarán la salvación.

En los últimos dos años, hemos experimentado un acortamiento de los días como dijo Jesús. Los terremotos en Haití, Chile y recientemente Japón han movido el eje de la tierra y este fenomeno ha hecho mas cortos los días. Dios conoce los tiempos, por eso, siendo que Jesús es Dios, pudo ver claramente nuestros días y describió la sociedad de los últimos días.

A aquellos que le han comprado el ticket de regreso al Maestro, debemos decirles dos cosas:
1- El regreso de Jesús no ocurrirá hasta que no se haya cumplido la totalidad de las profecias. Este evangelio aín no ha sido predicado por todo el mundo, hay regiones tribales, muchisimas regiones, donde no conocen nada de Cristo, y si bien es cierto que hay una pasión renovada por rescatar las almas perdidas, aun falta mucho por hacer.

2- Jesús regresará cuando nadie lo esté esperando, y una vez que arrebate a su iglesia (lea bien IGLESIA, no religión) inmaculada serán celebradas las bodas del cordero durante siete años.
Ese es el tiempo en el que estará reinando en este planeta el Anticristo. Despues de concluiído ese período, entonces empezarán los juicios de Dios contra la humanidad, pero aún no será el fin.

Dios mismo reinará en la tierra mil años, antes de que ocurra la gran batalla del Armagedón y el juicio final, entonces vendrá la destrucción de este planeta que llamamos tierra, para dar paso a un cielo nuevo y a una tierra nueva.

Hace poco escuché a alguien decir "Estoy loco porque llegue el dñia 22 de mayo, para verle la cara a Harold Camping y a todos sus seguidores" yo también espero que llegue ese día. No para burlarme de ellos, sino para abrazarlos con cariño e invitarlos a retornar a la senda antigua, aquella en la que caminamos, quienes esperamos a Jesus ahora mismo, pero nos preparamos para seguir predicando durante los próximos veinte años.

Hasta tanto acontezcan estos hechos que describe sin complejidades el libro de las Revelaciones, la Iglesia, la Esposa del Cordero, solo le resta aguardar despierta, lista y sin mancha, la llegada del Amado, en Santidad. En oración, en guardia constante, para cuando sea proclamado en los cielos el grito "He aquí el Esposo" pueda con prontitud y en alas del Espíritu Santo ir a las nubes a recibirle.

Y el pueblo entendido de Dios, dice: "Amén, Ven Señor Jesús"